18 de noviembre de 2011

Para la jornada de reflexión

Se acercan las elecciones. Elecciones, esa palabra que hace que los demócratas eyaculen de placer, la fiesta de la democracia. Esa fecha clave en la vida de los ciudadanos que con su voto pueden ejercer su poder...en fin, todas esas tonterías que nos han ido inculcando desde nuestra más tierna infancia. Disfrazando de libertad y otras palabras bonitas el ejercicio de un derecho que únicamente perpetúa el sometimiento de la mayoría a una élite iluminada.

No solo nos instan al voto, sino que para más inri nos bombardean con memeces para que votar sea la única opción, da igual a quien votes...¡pero vota!

Durante otros cuatro años (o los que se tercien) gobernará “la derecha” para que cuando ya estemos hartxs, en vez de despertar, hagamos ascender “a la izquierda”. Y así ad eternum, perpetuando un bucle en el que nos dejamos engañar por la misma basura que se esconde tras distintos eslóganes.

Pero la solución es muy sencilla. No votes, no entres en su juego y demuéstrales tu disconformidad. Hazles saber que el único poder reside en nosotrxs y que para nada les necesitamos. Haz un ejercicio de pensamiento crítico . Desconecta de la televisión y su basura. Piensa en lo que quieres para ti, para tus hijxs, para la humanidad y si esos objetivos están dentro de un programa electoral.



No hagas el juego a un grupo de personas que a los únicos que sirven es a la cada vez más poderosa burguesía financiera. Seamos conscientes de que nosotrxs mismos somos los que mantenemos este régimen de servidumbre voluntaria.

Hagamos que por una vez la jornada de reflexión sea eso, una jornada de reflexión.

11 de noviembre de 2011

Libros que no debería leer el perfecto ciudadano #2

Vuelvo a la carga con uno de esos libros que tienen la fea costumbre de hacer pensar.

El autor del libro que hoy nos atañe es Philip K. Dick, autor californiano de ciencia ficción. Pero no esa ciencia ficción de space operas, héroes intergalácticos, etc. Una ciencia ficción que mira más hacia la humanidad que hacia los confines del universo. Cada libro o relato de Dick es un dardo directo hacia la condición humana. Dick vivió en el contexto de la Guerra fría en los EE.UU, pero lejos del maniqueísmo al que estamos acostumbrados de soviéticos malos malísimos y demócratas abanderados de la libertad, Dick supo ver la estafa de ambos para no dejar títere con cabeza.

Entrando en harina, La penúltima verdad sitúa a la humanidad en plena 3ª Guerra Mundial, el grueso de las personas viven hacinadas en búnkeres bajo tierra mientras en la superficie quedan los altos mandatarios, tanto políticos como militares, cuya tarea es dirigir los ejércitos de robots que libran la guerra que ya dura 15 largos años.

Las personas que viven en los búnkeres trabajan como esclavos fabricando los robots que deberán combatir en el exterior, inhabitable por culpa de la radiación. Su único contacto con la superficie es un comisario político y la pantalla (siempre una pantalla) en la que se emiten las noticias de guerra.

Como ya nos podemos imaginar, la cosa en realidad es bastante diferente. La guerra terminó hace mucho tiempo, y el mundo es un nuevo jardín del Edén para uso exclusivo de una élite humana cuya principal misión es mantener engañados a millones de personas para que sigan fabricando los robots que ellos utilizan como sirvientes.

La penúltima verdad es un libro sobre la manipulación como arma, con una trama compleja que va más allá de la breve sinopsis de arriba.

Como siempre, los libros no son sólo libros. ¿Acaso pensamos que nosotros estamos a salvo del engaño? Si ya en 1964, fecha en la que Dick publicó esta novela, era factible un engaño a nivel global ¿Qué no es posible hoy día con toda la tecnología que está a disposición de los que manejan el mundo?. En una sociedad en la que nuestra gran ventana al mundo es la televisión e internet ¿Cuál es el límite entre la realidad y la ficción?



4 de noviembre de 2011

Veganismo. ¿Opción personal o consecuencia del pensamiento libertario?

Tema polémico este del veganismo, y cuando se imbrican el veganismo con las ideas libertarias podemos tener un debate bastante acalorado. Evidentemente no vengo a dar la solución, ni a decir lo que nadie debería hacer. Daré mi opinión como libertario y vegano.

Es un argumento común decir que es una opción totalmente personal y más cuando defendemos una sociedad basada en la libertad. ¿Quién es nadie para decir lo que podemos o no podemos comer?. Hasta ahí estoy totalmente de acuerdo, nadie nos puede decir en que basar nuestra alimentación. Pero yo no hablo de imponer, hablo de un cambio de mentalidad. De reflexionar sobre el asunto sin ideas preconcebidas.




Una de las claves es pensar a quien beneficiamos cuando consumimos productos animales. Por regla general es a industrias alimenticias, que como buenos capitalistas siempre tendrán los beneficios como prioridad. Cuidar a los animales, proporcionarles un espacio mínimo, etc. es equivalente a menos beneficios para el empresario. A quien tenga estomago le recomiendo visualizar cualquier documental realizado por compañeros de asociaciones por la igual animal y otros colectivos. Estos animales viven en las condiciones más miserables que podamos imaginar, hacinados, sin ver jamás la luz del sol, enfermando y sin recibir un tratamiento mínimo siempre y cuando no afecte al producto, porque al fin y al cabo es a lo que se reducen, seres vivos convertidos en simples productos. Todas estas barbaridades acontecen cada día en esos terribles lugares.

Ahora pongamos el supuesto de que tales industrias desaparecen, la industria ganadera y pesquera ha vuelto a sus orígenes, ahora los animales viven en mejores condiciones de vida, los caladeros no son sobreexplotados, etc. Así todo parecería mucho mejor, que duda cabe. Pero en última instancia el problema sigue estando ahí. Continuamos asesinando seres vivos para nuestro beneficio. Si ninguno de nosotros piensa que las mujeres son menos que los hombres, si ninguno de nosotros cree que un subsahariano es inferior a un europeo...¿Por qué pensar que un ser vivo ha de nacer para alimentarnos? ¿Por qué ha de morir por el único motivo de haber nacido de una especie que no sea la humana?.


Nosotros tenemos la posibilidad de decidir, mantener un estilo de vida cruel que se sustenta en el sufrimiento de millones de seres vivos o tomar la alternativa. Pero no olvidemos que ellos no tienen ninguna alternativa.

Solamente he tratado el tema de la alimentación por tratarse del más polémico y en el que más cuesta crear conciencia. Pero nuestro desdén hacia la vida de otros animales se da en muchos otros ámbitos. Desde la experimentación con animales pasando por el entretenimiento a su costa.